¡BIENVENIDOS AL VERANO DEL VINO EN LATA!
Este verano hay una explosión del vino en lata, ya que estos continúan creciendo en ventas y popularidad. Aunque este no es un fenómeno nuevo, la primeras latas de vino salieron en producción en 1933, justo después de la prohibición cuando los productores de California empezaron a vender Moscatel, Port y Sherry en latas de acero. En los años 60’s, Australia trato de revivirla enlatando Beaujoalais, lo que llevo a los Españoles e Italianos a intentaron en los setentas y le dio paso a los famosos coolers de vino de los ochentas.
No fue hasta que en el 2004 el cineasta Francis Ford Coppola lanza al mercado el Sofia Blanc de Blanc espumoso enlatado que los vinos en lata hicieron su regreso de una manera espectacular.
Y es el verano en el que el vino en lata reclama el lugar que se merece en el mundo del vino.
¿Por qué el vino en lata?
- El vino en lata es más amigable con el medio ambiente.
Su tamaño compacto requiere de menor espacio para su almacenamiento y menos tiempo de enfriamiento lo que reduce las emisiones de carbono. Las latas son un envase 70% mas reciclado, tres veces más que el vidrio.
- El vino en lata es más conveniente para llevarlo a donde quieras. Por su tamaño lo hace fácil de llevar y más adecuado para el estilo de vida activa.
- El vino enlatado es la bebida perfecta para el verano ya que se transforma en el aperitivo perfecto con este clima. Además de que su presentación apunta a jóvenes, ideal para la vida activa del verano y una bebida precisa para reuniones y fiestas.
- Es una bebida perfecta para consumirse con amigos al romper la pompa y circunstancia que normalmente conlleva el vino, pero ideal y deliciosa para saciar todos los gustos.
- Es conveniente al ser una sola porción (1 lata es igual 1.67 vasos de vino), y no nos deja con una botella abierta.
- El Rosé es la mejor alternativa en lata ya que es un vino que se consume frío para comenzar un aperitivo con la burbuja indicada.
Anímate y este verano prueba un vino en lata, y cuál mejor que Chilla Sparkling Rose, un vino refrescante del Valle de Leyda con aroma mandarinas, con un toque mineral y una clara influencia del mar.
